Le regaló al mundo el modelo de oración más maravilloso de todos los tiempos (Mat. 6:9-13) y, más adelante, pronunció la oración sacerdotal más poderosa de la historia (Juan 17).
Antes de ser traicionado y crucificado, Jesús se arrodilló a solas en el huerto de Getsemaní y oró de manera tan profunda y desesperada que Su sudor se transformó literalmente en gotas de sangre (Luc. 22:44). Incluso mientras sufría y agonizaba sobre la cruz, oró en voz alta tres veces antes de exhalar Su último aliento. Más adelante, luego de ascender al cielo, envió a Su Espíritu para que llenara a los creyentes y nos llamara específicamente a una oración más eficaz (Rom. 8:15-16).
Ahora, como nuestro Sumo Sacerdote, Jesús está a la diestra del Padre y vive intercediendo por nosotros (Heb. 7:23-28).
Andrew Murray escribió: «La vida y la obra de Cristo, Su sufrimiento y Su muerte, se fundaron sobre la oración: depender totalmente de Dios el Padre, confiar en Él, recibir de Él y rendirse a Él.
Tu redención fue posible gracias a la oración y la intercesión. La vida que Jesús vivió por ti y que vive en ti es una vida que se deleita en esperar en Dios y recibir de Su parte. Orar en Su nombre es orar como Él oró. Cristo es nuestro ejemplo porque es nuestra cabeza, nuestro Salvador y nuestra vida. En virtud de Su deidad y de Su Espíritu, puede vivir en nosotros. Podemos orar en Su nombre porque permanecemos en Él y Él permanece en nosotros».
El inicio de la iglesia del Nuevo Testamento y de toda la historia cristiana solo puede entenderse a través de la lente de la oración poderosa. Pedro se apoyaba en esto en forma constante y Pablo era prácticamente adicto a la oración (Fil. 1:4-5; 1 Tes. 5:17).
Los misioneros cristianos más conocidos de la historia fueron hombres y mujeres de oración.
Hudson Taylor causó un impacto sin precedentes en China a fines del siglo XIX, al establecer la Misión al Interior de China. Inauguró 125 escuelas y llevó a miles de personas a la fe en Cristo. En un libro que escribieron su hijo y su nuera, ellos revelaron que El secreto espiritual de Hudson Taylor era que caminaba en obediencia y cercanía a Dios en oración. Howard Taylor escribió sobre su padre: «Durante 40 años, el sol no salió en China ni un día sin que Dios lo encontrara de rodillas».
En Inglaterra, un hombre humilde llamado George Müller estuvo al frente del orfanato Ashton Down en Bristol y cuidó a más de 10.000 huérfanos a lo largo de su vida. Lo hizo sin pedirle dinero a nadie. Oraba en secreto y observaba cómo Dios proveía en público. Cuando murió, había registrado relatos detallados de más de 50.000 respuestas documentadas a la oración en sus diarios.
Su ejemplo y sus enseñanzas sobre la oración han bendecido a millones de personas en todo el mundo.
Una de ellas fue el gran predicador inglés, Carlos H. Spurgeon. Miles se reunían cada semana a escuchar los mensajes poderosos y explicativos de este «príncipe de los predicadores», quien enseñó y escribió mucho sobre el poder de la oración. Cuando llegaban visitas a su iglesia de New Park Street, solía llevarlos a la sala de oración en el sótano, donde había gente fiel de rodillas que intercedía a Dios por Spurgeon y su comunidad. Spurgeon declaraba: «Esta es la central eléctrica de esta iglesia».
En Estados Unidos, Juan Wesley y Jonathan Edwards ayudaron a iniciar los grandes avivamientos del siglo XVIII que cambiaron radicalmente la cultura norteamericana, y la llevaron de una maldad desenfrenada a una contagiosa búsqueda de Dios. Su estrategia incluía predicar la Palabra de Dios mientras se llamaba a los creyentes y se los unía en una oración sincera y extraordinaria.
Y estos ejemplos son solo una gota en el océano de personas que, a través de los años, han descubierto y experimentado a Dios de rodillas.
Cada uno ha recibido un rico legado del poder y la importancia de la oración, tanto en la Escritura como en la historia cristiana. Cada generación necesita creyentes valientes que confíen en Dios y en Su Palabra, que tomen la antorcha de la intercesión y continúen así el poderoso legado de pararse fielmente en la brecha y buscar Su corazón en oración. Esperamos que cada mensaje enriquezca tu relación con el Señor y te prepare para caminar más cerca de Él mientras te transformas en un guerrero de oración más comprometido y eficaz para Su gloria.
Ningún programa o encuentro religioso, esfuerzo político o causa humanitaria puede superar el maravilloso poder de lo que Dios es capaz de hacer en respuesta a las oraciones de Su pueblo. ¿Qué sucedería si los creyentes y las iglesias de hoy imitaran a los grandes personajes bíblicos y de la historia cristiana, y comenzaran a orar con poder y eficacia? ¿Y si decidiéramos ponernos a cuentas con Dios y comenzáramos a buscar Su rostro con humildad y fe para un avivamiento y un despertar espiritual, como sucedió durante el primero y el segundo gran avivamiento? ¿Qué podría hacer Dios a través de nosotros? ¿A través de ti? ¿Estás listo para orar por esto?
Padre, vengo a ti y te doy gracias por el gran legado de oración que nos has dejado. Te pido que derrames tu Espíritu Santo sobre mí y sobre tu iglesia. Atráeme a un caminar diario y más íntimo contigo. Que la oración se vuelva tan natural para mí como respirar, y que puedas obrar a través de mis oraciones para ayudar a que venga tu reino y se haga tu voluntad en mi corazón, mi hogar y mi generación. En el nombre de Jesús, amén.
Hola Bendiciones e tenido muchas experiencias maravillosas en cuanto a la oración , donde veo que también van acompañadas con mucha Fe viéndo resultados sorprendentes.Gracias por tan hermoso libro que Dios le continúe Dando sabiduría de lo alto.
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